…normalmente los domingos es el día de “descanso” para muchos. Pero últimamente los domingos se están volviendo el día clave de la semana. Ese día “medio libre” nos vale para ponernos al día en todo el trabajazo pendiente de edición de vídeos, lecturas, preparación de sesiones…
Y así estamos en este domingo caluroso de Madrid…
…emocionadísima con las escenas que revivo viendo los vídeos de sesiones de musicoterapia que hemos realizado Mary y yo en Cuidados Paliativos. Y sintiéndome cada día más afortunada no solo de haberme cruzado con esta gran musicoterapeuta en mi camino, y de cada una de las familias que nos abren las puertas de su casa (y de su corazón), sino de que formen parte de mi vida a este nivel tan profundo, tan íntimo, tan especial.
Nuestras voces se fusionan sintiéndose como una, nuestras miradas me entrecruzan y no hace falta decir nada, ni una sola palabra. Porque ellas, lo dicen todo. Porque nos conocemos mucho. Es una gozada trabajar en pareja terapéutica, la verdad. El único “pero” que encuentro es que te “acostumbras a la buena vida” de ir con tu pareja terapéutica a hacer sesiones y cuando las desarrollas tú sola, sientes que te falta una parte de ti. Pensando por tus adentros “Si Mary estuviera aquí…”. Pero no sólo a nivel de interacción y comunicación de dos terapeutas con el niño y la familia, sino a nivel de sonoridad, de armonías, de ritmos… todo se enriquece, cobra otro color, otro ambiente, otra vida.
Y ahora, después de estas reflexiones domingueras, sigamos trabajando…
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