Nada más levantarme hoy, un lunes frío y gris de diciembre, con el sonido del despertador a las 6’45am se me ha pasado mi planning del día por la cabeza de manera fugaz:
- 7: Pasear a Pichí
- 7’15: Ducha y vestirme
- 7’30: Desayunar
- 8 a 10: Clases de inglés
- 10’30 a 14’30: Trabajar en la Jornada (últimos retoques y comprobaciones)
- 15: Sacar a Pichí a pasear, comer y descansar
- 16: Más Jornada y Terminar los Talleres de Musicoterapia y enviar email
- 18’30: Irme a Madrid para darme un paseo con Mary
- 22: Volver a casa y sacar a Pichí.
- 23: Repasar los diplomas de la Jornada y subirlos al dropbox
- 01: Cenar y ver algo la tele
Y qué queréis que os diga… no me apetecía nada salir de la cama con el panorama de día que tenía por delante. Sí, lo he cumplido todo…y estoy destrozada. Creo que mis fuerzas están llegando al límite. Tengo muchas ganas de que comience la Jornada porque han sido nueve meses duros de trabajo, pero quizás estas últimas semanas están siendo agotadoras. Mucho
Pienso en el lunes después, ya en Madrid. Con el pijamita sin querer salir de casa. Descansando mientras leo una novela con una taza de té a mi lado. Y de repente me doy cuenta de que no será justamente así, ya que el lunes tendré que retomar mis estudios de máster. Pero eso sí, prometo parar y tomarme las cosas con muuucha más calma. Pensar en las vacaciones de Navidad y en ese viaje a Jordania que quiero hacer. Sí, pensaré en eso mientras me despierto mañana a las 6’45 para pasear a Pichí, ducharme, desayunar….
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