Instrumentos preparados, voces afinadas, lápices, bolis y libretas aguardan a que el sábado 23 nos juntemos alrededor de un té y café con brownie de chocolate blanco/negro que prepararé la tarde de antes (sí, creo que al final esa es una de las cualidades de un musicoterapeuta: preparamos/hacemos sesiones, somos comerciales, márketing, publicidad, cocina...). Pero siempre por algo que nos apasiona, que nos atrapa, que nos engancha... la Musicoterapia.
Acabo de terminar el envío de los programas a las personas que se han apuntado para este sábado y la verdad es que emociona ver que el esfuerzo y trabajo que hay detrás va a dar sus frutos: juntarnos, trabajar, exponer, aprender, brillar...
Ahora me voy a trabajar, tengo varias clases de violoncello en la Escuela Municipal de Música de Collado, y de ahí de vuelta a casa a sacar a Pichí a pasear con el frío que hace y ponerme de nuevo a trabajar. Esta vez en el Máster...para seguir avanzando en las revisiones bibliográficas.
¡Vamos!
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