Cuelgo el teléfono, y me siento en el sillón a reírme sola. Reírme de mí misma.
Yo, que en este momento me he colocado (¡por fin!), y después de aprendizajes duros este último año, en el lugar en el que quiero seguir transitando mi camino… un camino sin prejuicios, un camino sin juicios de valor, un camino limpitio de suciedad, un camino de compartir, un camino que se vaya haciendo poco a poco, sin querer saber de otros lo que “otros” me cuenten, sino quedarme con mi experiencia…porque la del “otro” es la suya…
Tenía todavía que limpiar cosas pasadas, y hoy, la vida, me lo ha puesto. ¡¡Y cómo me alegro!!
Puede parecer obvio. Puede parecer enmarañado.
Y ahora que lo pienso, puede no parecer.
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