Ayer por unos momentos reí, lloré, sonreí, me entristecí… y soñé. Muy alto. Tan alto como un parapente que sobrevuela las montañas. El cine, ese cine que nos remueve con cosas muy duras, también es capaz de darnos un respiro de esperanza. De sueño. De ilusión. De realidad.
Resonó esta música en mi durante toda la noche. Las lágrimas también me acompañaron horas después. Y la sonrisa, la esperanza. Entremezcladas unas y las otras. Ahora no deja de acompañarme su música, y algo especial recorre mi interior: ilusión, vida, optimismo…
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